- Ansia de fumar
- Dolor de cabeza
- Mareos y vértigo
- Irritabilidad
- Temblor interior
- Falta de concentración
- Temblor de manos
- Perdida de apetito
- Dolor de ojos
- Nauseas
- Vómitos
- Cambios de sabor
- Ansiedad para comer
- Contracciones musculares
- Cansancio
- Debilitamiento
- Sudor de manos
- Hormigueos en la piel
¿QUE SINTOMAS SE TIENE CUANDO SE DEJA DE FUMAR?
Basicamente Existen tres sintomatologias, cuando se deja de fumar
Los síntomas físicos; (Trastornos físicos, ocasionados por la ausencia de tóxicos y nicotina en el organismo)
La ausencia de nicotina en el organismo y su actividad en el cerebro y sistema nervioso, pueden ocasionar los síntomas de: irritabilidad, insomnio o somnolencia, incomodidad o estados depresivos, vacio, sensación de sentirse extraño, angustia, confusión mental. Por otro lado, al dejar de fumar, el organismo comienza una labor de limpieza de los venenos y tóxicos de los órganos, fundamentalmente digestivos y respiratorios, así como una labor de recuperación de los daños ocasionados por la brutal práctica de fumar. Esto puede ocasionar, tos y algunos trastornos gástricos y físicos leves. También debido al mayor ingreso de oxigeno es probable que se sientan algunos mareos, cefalalgias y algunos otros síntomas diversos.
Los síntomas físicos son leves y muchas personas solo sienten algunos o éstos son tan leves que no se dan cuenta de ninguno de ellos. Duran pocos días y no representan para el fumador ninguna dificultad. Algunos ex fumadores lo toman con alegría pues sienten que su organismo se está limpiando de todas las substancias nocivas del cigarrillo y además está reparando los daños que le ocasionó la brutal práctica de fumar. Y por otro lado, el volver a los estados naturales de relajación y bienestar, es en parte como volver a recuperar lo perdido, como volver a vivir de verdad y representa un reto agradable para la mayoría de los ex fumadores.
La ausencia de nicotina en el organismo y su actividad en el cerebro y sistema nervioso, pueden ocasionar los síntomas de: irritabilidad, insomnio o somnolencia, incomodidad o estados depresivos, vacio, sensación de sentirse extraño, angustia, confusión mental. Por otro lado, al dejar de fumar, el organismo comienza una labor de limpieza de los venenos y tóxicos de los órganos, fundamentalmente digestivos y respiratorios, así como una labor de recuperación de los daños ocasionados por la brutal práctica de fumar. Esto puede ocasionar, tos y algunos trastornos gástricos y físicos leves. También debido al mayor ingreso de oxigeno es probable que se sientan algunos mareos, cefalalgias y algunos otros síntomas diversos.
Los síntomas físicos son leves y muchas personas solo sienten algunos o éstos son tan leves que no se dan cuenta de ninguno de ellos. Duran pocos días y no representan para el fumador ninguna dificultad. Algunos ex fumadores lo toman con alegría pues sienten que su organismo se está limpiando de todas las substancias nocivas del cigarrillo y además está reparando los daños que le ocasionó la brutal práctica de fumar. Y por otro lado, el volver a los estados naturales de relajación y bienestar, es en parte como volver a recuperar lo perdido, como volver a vivir de verdad y representa un reto agradable para la mayoría de los ex fumadores.
Los síntomas de la adicción;(Sintomatología física y mental ocasionada por la abstinencia de nicotina)
Ansiedad por fumar, más comúnmente llamado “Mono”. Sin duda es el mayor obstáculo que debe vencer quien desea dejar de fumar. Los síntomas de la adicción son los responsables del 100% de los fracasos al dejar de fumar. Es decir, los fumadores fuman por la adicción a la nicotina, y recaen por su causa. No existe ningún otro factor que impida a una persona dejar de fumar. Todos los fármacos y sistemas alternativos de ayuda médica (chicles de nicotina, parches, medicamentos, etc.) están destinados a amortiguar esta sensación.
Esta adicción puede ser más o menos fuerte según la cantidad de nicotina a que está habituado a ingerir diariamente cada fumador y el tiempo que lleva fumando.. No influye aquí el factor de cuántos cigarrillos se fuma una persona diariamente. Está comprobado que las personas que fuman cigarrillos de bajo contenido de nicotina o que fuman pocos cigarrillos al día, inhalan más profundamente, en mayor cantidad y más acabadamente los cigarrillos, que las personas que fuman mucho. Una persona que solo se fume cinco cigarrillos al día puede estar ingiriendo la misma cantidad de nicotina que uno que se fuma veinte.
La nicotina es considerada una droga de fuerte dependencia, tanto o más que la cocaína o la heroína, por lo que su ausencia en el organismo genera una gran ansiedad por fumar. Se manifiesta como un deseo intenso por fumar con algunas sensaciones físicas y orgánicas que pueden desesperar al ex fumador. Al mismo tiempo, existe una predisposición a pensar en el cigarrillo constantemente. Esta dependencia se manifiesta con ataques de duración e intensidad variables, por lo común desde segundos hasta unos dos minutos, que pueden ser más fuertes a ciertas horas del día. Se presentan muy frecuentemente los tres primeros días de abstinencia, con intervalos que pueden ser de 10 a 30 o mas minutos. A partir del cuarto o quinto día, los ataques de ansiedad por fumar se hacen más espaciados pudiendo mantener su duración e intensidad o ser más leves y de menor duración disminuyendo en los días siguientes.
EL C E R E B R O DE UN F U M A D O R
EL FUMAR PUDRE EL C E R E B R O
LA M E M O R I A
es un proceso muy complejo. Uno de los núcleos sería el hipocampo del cerebro, una pequeña estructura incluida en el lóbulo temporal del cerebro de los mamíferos. Aquí es donde un buen número de recuerdos que se pueden expresar verbalmente se almacenan (cultura general, acontecimientos vividos en el pasado). Los estudios previos han señalado que un hipocampo de pequeño tamaño podría asociarse a un deterioro cognitivo.
Un vínculo entre las capacidades cognitivas y el número de accidentes cerebrovasculares silenciosos
En esta investigación, los autores pasaron por el IRM a 658 sujetos sanos de 79 años de edad en promedio, y también fueron sometidos a pruebas de memoria, lenguaje, velocidad de procesamiento de la información y percepción visual. De estos, 174 (26%) habían sufrido accidentes cerebrovasculares silenciosos.
Al comparar el hipocampo del cerebro con los animales que habitan los océanos, podemos darnos cuenta de la similitud entre los dos. El hipocampo es un área del cerebro asociada con la memoria, que parece ser afectada por los derrames cerebrales silenciosos. © Prof. Laszlo Seress, Wikipedia, Creative Commons by sa 3.0Estos sujetos fueron menos eficientes en las diferentes pruebas intelectuales, incluidas las relativas a la memoria, que sus compañeros, sin importar el tamaño de su hipocampo. Esto muestra que el volumen del hipocampo no es el único dato utilizado para estimar la disminución de las capacidades cognitivas, pero estos infartos cerebrales juegan un papel importante.
Los factores de riesgo de accidente cerebrovascular tienen que ver con la obesidad acompañada de su parte de las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión o el colesterol. El daño que causan, incluso a pequeña escala, son irreversibles.
Adam Brickman, co-autor del estudio, cree que las implicaciones de este descubrimiento pueden ir más allá de la simple prevención del declive cognitivo relacionado con la edad que se da de forma natural. “Creo que estamos en el comienzo de una historia [médica] en la que [se considera que] la enfermedad cardiovascular contribuye a los síntomas de la enfermedad de Alzheimer“. En cualquier caso, en este sentido la investigación va a continuar.
Ansiedad por fumar, más comúnmente llamado “Mono”. Sin duda es el mayor obstáculo que debe vencer quien desea dejar de fumar. Los síntomas de la adicción son los responsables del 100% de los fracasos al dejar de fumar. Es decir, los fumadores fuman por la adicción a la nicotina, y recaen por su causa. No existe ningún otro factor que impida a una persona dejar de fumar. Todos los fármacos y sistemas alternativos de ayuda médica (chicles de nicotina, parches, medicamentos, etc.) están destinados a amortiguar esta sensación.
Esta adicción puede ser más o menos fuerte según la cantidad de nicotina a que está habituado a ingerir diariamente cada fumador y el tiempo que lleva fumando.. No influye aquí el factor de cuántos cigarrillos se fuma una persona diariamente. Está comprobado que las personas que fuman cigarrillos de bajo contenido de nicotina o que fuman pocos cigarrillos al día, inhalan más profundamente, en mayor cantidad y más acabadamente los cigarrillos, que las personas que fuman mucho. Una persona que solo se fume cinco cigarrillos al día puede estar ingiriendo la misma cantidad de nicotina que uno que se fuma veinte.
La nicotina es considerada una droga de fuerte dependencia, tanto o más que la cocaína o la heroína, por lo que su ausencia en el organismo genera una gran ansiedad por fumar. Se manifiesta como un deseo intenso por fumar con algunas sensaciones físicas y orgánicas que pueden desesperar al ex fumador. Al mismo tiempo, existe una predisposición a pensar en el cigarrillo constantemente. Esta dependencia se manifiesta con ataques de duración e intensidad variables, por lo común desde segundos hasta unos dos minutos, que pueden ser más fuertes a ciertas horas del día. Se presentan muy frecuentemente los tres primeros días de abstinencia, con intervalos que pueden ser de 10 a 30 o mas minutos. A partir del cuarto o quinto día, los ataques de ansiedad por fumar se hacen más espaciados pudiendo mantener su duración e intensidad o ser más leves y de menor duración disminuyendo en los días siguientes.
Los síntomas sicológicos, (Sintomatología consciente y subconsciente asociada al hábito de fumar)
El fumador desarrolla a lo largo de su vida, todo un hábito mental consciente de fumar para todo. Los fumadores fuman para todo, para comer, para beber, para disfrutar de una película, para ir de paseo, para presenciar un evento deportivo, juegos, descanso, etc. Simplemente porque la ansiedad no los deja tranquilos y tienen que fumar para sentirse relajados y cómodos. Esto genera con el tiempo un fuerte lazo entre el hábito de fumar y la mente del fumador. Haciendo que el cigarrillo sea visto por este, como un amigo, un aliado, un compañero de vida, y como un acto casi imprescindible para vivir.
Otro tipo de adicción sicológica, es la subconsciente. El fumador está sometido al bombardeo constante de la publicidad que hacen las empresas tabacaleras relacionando el tabaco con deportes, acción, riesgo, aventura, fortuna, moda, etc. y para colmo hasta en el cine, televisión y medios escritos, aparecen múltiples escenas de personas que fuman en determinadas circunstancias. Todo lo cual queda grabado en el subconsciente del fumador, lo quiera o no, e inconscientemente relacionará dichas situaciones con fumar.
La adicción sicológica, es la dependencia mental al cigarrillo y es la que dispara el deseo de fumar en determinadas situaciones del la vida cotidiana. Cada cosa o situación, el fumador inconscientemente la relaciona con fumar, y cree que fumar le ayudará. Cuando la persona deja de fumar, se verá enfrentado diariamente a situaciones en las cuales normalmente fumaba. Al sentirse vacio, desgraciado, en un mundo extraño para él, sentirá inconscientemente o conscientemente el deseo de fumar. Si ésto lo unimos a la adicción física, se tendrán dos frentes de ataque bastantes fuertes. Por un lado la propia adicción física que se presentará constantemente como síntoma de abstinencia y por otro lado el factor psicológico que disparará constantemente dicha ansiedad ante cualquier circunstancia subconsciente o consciente de los hábitos cotidianos del fumador.
La adicción sicológica, según el tipo de persona y el grado de complemento que haya desarrollado en su vida de fumador con la práctica de fumar, puede también ser mucho más duradera en el tiempo, pudiendo permanecer por años en la mente de un exfumador, y ocurre que ante algún acontecimiento posterior subconsciente, puede “recrear” la adicción física, aun cuando de ésta ya no queden rastros físicos en el organismo y la persona puede sentir los mismos síntomas de abstinencia de los primeros días de que dejó de fumar.
Sin duda la adicción sicológica puede ser tanto o más responsable que la adicción física en los fracasos por dejar de fumar y es también la responsable directa de las recaídas mucho tiempo después de haber abandonado el tabaco. Y si ésta no es destruida, ocurrirá muy probablemente que ante alguna situación eventual futura, más o menos fuerte para el fumador, como tener alguna presión sicológica severa, alguna desgracia, o el simple hecho de encontrarse con alguna amistad con la cual fumaban en tertulias, la persona sentirá ganas de fumar creyendo que el cigarrillo le ayudará a sobrellevar o a hacer más placentera esa situación.
Otro tipo de adicción sicológica, es la subconsciente. El fumador está sometido al bombardeo constante de la publicidad que hacen las empresas tabacaleras relacionando el tabaco con deportes, acción, riesgo, aventura, fortuna, moda, etc. y para colmo hasta en el cine, televisión y medios escritos, aparecen múltiples escenas de personas que fuman en determinadas circunstancias. Todo lo cual queda grabado en el subconsciente del fumador, lo quiera o no, e inconscientemente relacionará dichas situaciones con fumar.
La adicción sicológica, es la dependencia mental al cigarrillo y es la que dispara el deseo de fumar en determinadas situaciones del la vida cotidiana. Cada cosa o situación, el fumador inconscientemente la relaciona con fumar, y cree que fumar le ayudará. Cuando la persona deja de fumar, se verá enfrentado diariamente a situaciones en las cuales normalmente fumaba. Al sentirse vacio, desgraciado, en un mundo extraño para él, sentirá inconscientemente o conscientemente el deseo de fumar. Si ésto lo unimos a la adicción física, se tendrán dos frentes de ataque bastantes fuertes. Por un lado la propia adicción física que se presentará constantemente como síntoma de abstinencia y por otro lado el factor psicológico que disparará constantemente dicha ansiedad ante cualquier circunstancia subconsciente o consciente de los hábitos cotidianos del fumador.
La adicción sicológica, según el tipo de persona y el grado de complemento que haya desarrollado en su vida de fumador con la práctica de fumar, puede también ser mucho más duradera en el tiempo, pudiendo permanecer por años en la mente de un exfumador, y ocurre que ante algún acontecimiento posterior subconsciente, puede “recrear” la adicción física, aun cuando de ésta ya no queden rastros físicos en el organismo y la persona puede sentir los mismos síntomas de abstinencia de los primeros días de que dejó de fumar.
Sin duda la adicción sicológica puede ser tanto o más responsable que la adicción física en los fracasos por dejar de fumar y es también la responsable directa de las recaídas mucho tiempo después de haber abandonado el tabaco. Y si ésta no es destruida, ocurrirá muy probablemente que ante alguna situación eventual futura, más o menos fuerte para el fumador, como tener alguna presión sicológica severa, alguna desgracia, o el simple hecho de encontrarse con alguna amistad con la cual fumaban en tertulias, la persona sentirá ganas de fumar creyendo que el cigarrillo le ayudará a sobrellevar o a hacer más placentera esa situación.
Un vínculo entre las capacidades cognitivas y el número de accidentes cerebrovasculares silenciosos
En esta investigación, los autores pasaron por el IRM a 658 sujetos sanos de 79 años de edad en promedio, y también fueron sometidos a pruebas de memoria, lenguaje, velocidad de procesamiento de la información y percepción visual. De estos, 174 (26%) habían sufrido accidentes cerebrovasculares silenciosos.
Los factores de riesgo de accidente cerebrovascular tienen que ver con la obesidad acompañada de su parte de las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión o el colesterol. El daño que causan, incluso a pequeña escala, son irreversibles.
Adam Brickman, co-autor del estudio, cree que las implicaciones de este descubrimiento pueden ir más allá de la simple prevención del declive cognitivo relacionado con la edad que se da de forma natural. “Creo que estamos en el comienzo de una historia [médica] en la que [se considera que] la enfermedad cardiovascular contribuye a los síntomas de la enfermedad de Alzheimer“. En cualquier caso, en este sentido la investigación va a continuar.
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